Doble propósito

Foto: Colprensa
- Convertir este sistema de producción bovina en una empresa eficiente requiere de planificación, innovación y adecuadas decisiones técnicas. Alimentación, sanidad animal, manejo de praderas, genética y control productivo son pilares claves para lograrlo.
En tiempos de cambio climático y transformación rural, los sistemas ganaderos enfrentan el desafío de ser más eficientes, rentables y sostenibles. Adoptar un enfoque empresarial, con criterios económicos y técnicos claros, es una necesidad para quienes le apuestan al doble propósito.
La ganadería de doble propósito, que combina producción de carne y leche, tiene un gran potencial en el trópico colombiano.
Pero para que esta actividad sea sostenible y viable económicamente, debe dejarse de ver como una práctica tradicional heredada e iniciar a gestionarse como una empresa moderna, basada en la planeación, el control y la innovación.
De acuerdo con el médico veterinario Ricardo Arenas Ovalle, autor del Manual Práctico Ganadero de Fedegán, el primer paso para lograrlo consiste en definir un plan productivo claro: Definir metas, conocer los recursos disponibles y tomar las decisiones técnicas informadas.
Esto incluye establecer cuántos animales puede soportar el predio, qué razas se adaptan mejor, qué tipo de alimentación se va a suministrar y cómo se va a llevar el control sanitario, productivo y reproductivo.
Solo con visión empresarial, que mida ingresos, costos y márgenes de rentabilidad, se pueden tomar decisiones acertadas y sostenibles. El ganadero se debe convertir en un gerente de su finca, apoyado por herramientas tecnológicas y asistencia técnica.
Genética y control productivo:
La alimentación del ganado es uno de los aspectos que mayor incidencia tiene en la productividad.
Por ello, uno de los pilares de un modelo sostenible es el establecimiento de sistemas silvopastoriles y el uso racional de los forrajes. Estos sistemas permiten un mejor confort animal, la disponibilidad de alimento durante todo el tiempo y la conservación de los suelos, así como el aumento de la captura de carbono y la promoción de la biodiversidad.
Otro aspecto fundamental es el manejo sanitario y reproductivo. Los cuidados perinatales y la crianza, el adecuado control de parásitos y enfermedades, la vacunación oportuna y la correcta selección genética permiten disponer de animales más productivos, resistentes y longevos.
La genética no solamente se refiere al mejoramiento de razas, sino además a la capacidad de seleccionar animales adaptados al entorno, con adecuados indicadores de fertilidad y producción.
Finalmente, el control productivo es lo que permite evaluar si lo anterior está funcionando. Llevar registros exactos de nacimientos, peso de los animales, producción de leche, ventas y gastos operativos permite identificar cuellos de botella, ajustar las estrategias y proyectar el crecimiento del negocio.
Gestión del conocimiento:
El modelo productivo de doble propósito bien manejado no solamente mejora la economía de las familias, sino que también contribuye a hacer frente a retos como el cambio climático y la seguridad alimentaria.
Para ello, se requiere un cambio de mentalidad: pasar de la tradición a la innovación, de la improvisación al manejo planificado. Esto es conocido como gestión del conocimiento, donde se complementa el saber empírico de la experiencia con los datos explícitos procedentes de la ciencia.
Además, los ganaderos que adoptan estos principios pueden acceder con mayor facilidad a certificaciones ambientales, mercados diferenciados y programas de apoyo público o privado, dirigidos a premiar las buenas prácticas y la sostenibilidad.
Fuente: Adaptado de CONtextoganadero. Por: Neife Castro.
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